La enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson

La Enfermedad de Parkinson fue descrita por primera vez en el año 1817 por el médico inglés James Parkinson.
Se trata de una enfermedad neurodegenerativa, en la cual se produce la muerte progresiva de las neuronas dopaminérgicas; lo que produce una pérdida progresiva de la capacidad de coordinar los movimientos.
Los primeros síntomas de la enfermedad son leves y se van haciendo cada vez más notorios con el paso del tiempo. El cuadro inicial típico registra dolores en las articulaciones, dificultades para realizar movimientos y agotamiento. La caligrafía también empieza a cambiar y se torna pequeña e irregular. En el 80 por ciento de los pacientes los síntomas comienzan en un solo lado del cuerpo y luego se generalizan. Asimismo, el carácter varía en los primeros estadios, por lo que es habitual la irritabilidad o la depresión sin causa aparente. Todos estos síntomas pueden perdurar mucho tiempo antes de que se manifiesten los signos clásicos que confirman el desarrollo de la enfermedad.
A nivel cerebral se produce la muerte de células nerviosas (neuronas) en un área del cerebro conocida como sustancia negra. Normalmente, estas neuronas producen un producto químico cerebral importante conocido como dopamina. La pérdida de dopamina hace que las células nerviosas del núcleo estriado actúen sin control, dejando al paciente incapaz de dirigir o controlar sus movimientos de forma normal. Los estudios han demostrado que los pacientes de Parkinson tienen una pérdida del 80% o más de las células productoras de dopamina en la sustancia negra. La causa de esta muerte o deterioro celular aun se desconoce. Algunos científicos han sugerido que la enfermedad de Parkinson puede ocurrir cuando una toxina externa o interna destruye selectivamente las neuronas dopaminérgicas, pudiendo ser un factor de riesgo ambiental la exposición a ciertos pesticidas o toxinas. Sin embargo, hasta la fecha, ninguna investigación ha proporcionado prueba definitiva de que una toxina sea la causa de la enfermedad.
Además de los síntomas motores, los enfermos de Parkinson presentan alteración en ciertas funciones cognitivas tales como la atención, la percepción, la memoria o el lenguaje, por lo que es de vital importancia la realización de talleres o sesiones de estimulación cognitiva.
De igual modo en los enfermos de Parkinson se suelen observar alteraciones en el estado de ánimo, tales como la apatía o falta de motivación, la depresión o la labilidad emocional, dicha sintomatología debe ser diagnosticada y tratada con la finalidad de ayudar a la persona a sobrellevar la enfermedad y mejorar su estado de salud en general.
Mercedes Castillo Chinchilla
Neuropsicóloga de ACTIVA, San Sebastián de los Reyes – Alcbendas.