La incidencia de Traumatismos Craneoencefálicos en niños se aproxima a los 200 casos por cada 100.000 habitantes, constituyendo la primera causa de muerte e invalidez en el niño.
Los TCE en la infancia tienen un elevado riesgo de causar alteraciones cognitivas y emocionales, siendo estas mucho más fáciles de paliar debido a la elevada plasticidad cerebral que presenta el cerebro infantil.
Lo más importante es comenzar a rehabilitar el cerebro lo antes posible, viéndose en ocasiones dicha intervención dificultada por la falta de recursos rehabilitadores.
En ACTIVA, trabajamos con niños que han sufrido un TCE; dicha intervención se lleva a cabo en el propio domicilio del niño, y consiste en la elaboración de un programa de intervención individual, encaminado a potenciar la reorganización neuronal, con la finalidad de mejorar o restablecer las funciones cognitivas y alteraciones conductuales derivadas del TCE, así como en la implicación de la familia en el proceso rehabilitador.