DIABETES MELLITUS

19 agosto, 2015

La Diabetes Mellitus (DM) es un conjunto de trastornos metabólicos que comparten la característica común de presentar concentraciones elevadas de glucosa en sangre de manera persistente o crónica.

Las células metabolizan la glucosa para convertirla en una forma de energía útil; para ello el organismo necesita recibir glucosa a través de los alimentos, absorberla durante el proceso de digestión para que circule por la sangre y se distribuya por todo el cuerpo para que al final llegue al interior de las células y sea utilizada. Esto último ocurre bajo los efectos de la insulina, una hormona secretada por el páncreas.

En la DM el páncreas no produce insulina o lo hace de forma reducida (DM tipo I) o puede ser que las células del cuerpo no respondan normalmente a la insulina que se produce (DM II).

Los síntomas principales de la DM son fáciles de reconocer:

• Polidipsia: incremento de la sensación de la sed.
• Poliuria: emisión excesiva de orina.
• Polifagia: aumento anormal de la necesidad de comer.
• Pérdida de peso sin razón aparente.

El diagnóstico de la enfermedad se realiza en función de la presencia de estos síntomas, más una toma sanguínea casual con cifras de mayor o igual a 200 mg/dl.

Esta enfermedad causa diferentes complicaciones dañando frecuentemente a órganos como ojos, riñones, nervios y vasos sanguíneos.

Sus complicaciones agudas como la hipoglucemia, por ejemplo, son consecuencia de un control inadecuado de la enfermedad mientras que sus complicaciones crónicas (cardiovasculares, nefropatías, retinopatía, etc.), son consecuencia del proceso de la enfermedad.

El tratamiento de la enfermedad tiene un principal objetivo, que es restaurar los niveles glucémicos normales.

En la DM I se aplica un tratamiento sustitutivo de insulina y en el caso de la DM II puede aplicarse también un tratamiento con antidiabéticos orales.

Para conseguir un buen control de la DM es imprescindible la educación terapéutica que persigue el adiestramiento de la persona con DM y de las personas cercanas a ellos, con la finalidad de conseguir un buen control de la enfermedad, modificando los hábitos que fuesen necesarios para el buen seguimiento del tratamiento (dieta, ejercicio físico y tratamiento farmacológico si precisa).

Se debe cuidar la ingesta de Hidratos de Carbono que se tomen al día. Se deben elegir panes y pastas hechas con harina integral. En la actualidad en el mercado hay infinidad de productos denominados “sin azúcar”, no obstante se debe tener cuidado con estos productos, que no contengan azúcar no es sinónimo de que no contengan carbohidratos.

Son recomendados todos aquellos alimentos que contengan mucha agua y puedan comerse libremente (alcachofa, acelga, berenjena, calabacín, pepino, coliflor, tomate, espárragos, etc.). Son también alimentos recomendados, pero sin exceder la cantidad recomendada, las harinas (arroz, pasta, cebada, lentejas, garbanzo, panes integrales, fresas, peras, manzanas, etc.). En cuanto a los lácteos son convenientes la leche desnatada, cuajada y yogur dietético.

Son desaconsejables todos los hidratos de carbono simples como el azúcar, miel, chocolate, helado, mermeladas, bebidas azucaradas, quesos, embutidos, carnes grasas…

El ejercicio físico es un factor muy importante en el tratamiento de la diabetes ya que la persona debe bajar peso y la actividad física es necesaria en ese proceso. El ejercicio también afecta a los niveles de insulina que produce nuestro organismo y consigue una disminución de la glucosa en sangre al ser utilizada por el músculo como fuente de energía.

Bibliografía:
• www.diabetes.org
• www.geosalud.com

Ana Fernández López. Nº de Colegiado 42825
Enfermera de ACTIVA San Sebastián de los Reyes – Alcobendas.

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