El Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa de los usuarios de los centros de día

10 mayo, 2017

Entre las enfermedades neurodegenerativas que más afectan a la población de más edad, el Parkinson es una de las más conocidas y, de hecho, es ésta la segunda de las enfermedades que con mayor frecuencia padece la población de la tercera edad por detrás del Alzheimer.

El Parkinson se convierte así en una de las razones de mayor peso por las que alguno de los miembros de una unidad familiar pasa a convertirse en cuidador principal de un enfermo con esta patología y, por lo tanto, en una de las razones por las que se busca la ayuda de  profesionales de los centros de día y de residencias para mayores; dos alternativas destinadas a estimular y a cuidar al enfermo, por una parte y por otra, a descargar a su cuidador principal de una responsabilidad que puede desembocar en depresión y agotamiento físico y psicológico.

Como ocurre con otras enfermedades, el Parkinson es tratado en los centros de día por profesionales capacitados para ello. El ser una de las enfermedades más frecuentes que padecen sus usuarios, ha derivado en la creación de centros de día especializados en su tratamiento y ha predispuesto al sector a su investigación y tratamiento.

Cuando aparece el Parkinson

En el 70% de los casos, esta enfermedad neurodegenerativa, aparece en personas mayores de 65 años y, aunque los factores genéticos son importantes y determinantes en su aparición, los síntomas de esta enfermedad empiezan a manifestarse a través de depresiones, trastornos cognitivos y motores. La consecuencia más inmediata tras la aparición de estos síntomas, es la disminución de una calidad de vida que empieza a necesitar de ayuda externa y especializada.

El cuidado de un paciente con Parkinson pasa por recibir un tratamiento compuesto por médicos, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, los únicos capaces de conseguir frenar el desarrollo de una enfermedad en la que la atención psicoemocional es imprescindible. De nuevo nos encontramos con la necesidad del descanso de los familiares responsables de enfermos de Parkinson. Sin descanso es imposible que el estado anímico de los cuidadores sea el idóneo; sin descanso y sin el tiempo que les permita recuperarse emocionalmente del constante cuidado de un enfermo de Parkinson, esta enfermedad termina perjudicando no  solo al que la padece sin que pueda notar mejoría alguna, sino al familiar a cargo del enfermo.

En este sentido, los centros de día disponen de los medios para tratar de frenar el desarrollo de una enfermedad que necesita de logopedas, una medicación muy concreta y una segunda medicación y cuidados que ayuden a paliar los efectos secundarios que suelen producir los medicamentos empleados en esta patología. Los centros de día disponen además de los espacios de convivencia adecuados para estos enfermos y de los medios que permitan implantar la tan necesaria rutina para sus pacientes, tanto de Parkinson, como de otras enfermedades neurodegenerativas.

Por otra parte, tanto los centros de día como los centros especializados en el cuidado de nuestros mayores son, por sus características, los únicos capaces de ofrecer entre sus servicios, el de la valoración médica de sus usuarios. Son ellos quienes mejor pueden hacer un seguimiento del estado de sus pacientes para ir adaptando o modificando los tratamientos en cada caso y siempre, de forma personalizada.

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