IMPLICACIONES EMOCIONALES TRAS EL ICTUS

27 agosto, 2015

Mercedes Castillo, la neuropsicóloga del Centro de Día y Rehabilitación ACTIVA “San Sebastián de los Reyes – Alcobendas” , realizó una escuela de salud para las familias de personas afectadas por un Ictus. A continuación facilitamos un resumen de la misma:

Todos conocemos el término ICTUS, y las posibles secuelas físicas o cognitivas que se pueden tener tras sufrir un ICTUS, sin embargo posiblemente las secuelas psicológicas o emocionales pasen algo más desapercibidas.

El ictus puede tener a menudo un impacto en las emociones de las personas, lo que se denomina fragilidad emocional. Esta puede ser debida a la propia enfermedad y a la dificultad de asumir las discapacidades que ha producido; también influye la propia personalidad anterior al ictus. Esta situación requiere intervención por parte de un profesional especializado, y que las personas que están alrededor del enfermo sean conscientes de su situación.

Veamos a través de ejemplos algunas de las alteraciones emocionales que pueden presentar los afectados por un ICTUS:

– “A menudo tengo ganas de llorar y me siento muy frágil emocionalmente. Me siento inútil y poco valorado” La mayoría de personas que han padecido un ictus pueden tener razones para sentirse deprimidas. La depresión puede ser debida a la pérdida de las capacidades o a los cambios de vida repentinos. Debemos entender la nueva situación a la que se enfrenta la persona, y consultar con un profesional especializado en caso de estimarlo oportuno.

– “Río o lloro sin ningún motivo aparente” Las personas que han padecido un ictus pueden perder parcialmente el control de sus emociones. Pueden pasar de la risa al llanto sin motivo aparente, a esto es a lo que se denomina labilidad emocional. Esta situación debe ser tratada con normalidad, permitiéndole a la persona que manifieste su estado afectivo, y no realizando juicios de valor ni prestando excesiva atención a esta conducta.

– “Me dicen que tengo mal genio, y me siento irritable e incluso agresivo/agresiva” Esta situación entra dentro de la normalidad en personas que han tenido un ictus, porque se impacientan ante la incomprensión de las personas próximas.

– “Me siento rechazado” Puede haber la tendencia a esconderse, tener vergüenza de la discapacidad y no querer que lo vean como una carga. La persona también puede pensar que la gente no entenderá que lo que le está pasando es debido a la enfermedad.

– “Estoy ansioso/ansiosa” El estado de ansiedad es una de las consecuencias en cualquier persona que haya tenido un ictus y, en cualquier caso, llega a ser más importante si no se habla de ello. Una de las maneras de combatirlo es con el afecto que puede transmitir la compañía de amigos y familiares.

– “Me siento solo/sola” Las personas afectadas pueden estar rodeadas de gente, pero creer que nadie les entiende, y tener sensación de soledad.

– “Me siento muy cansado/cansada” Casi todas las personas que han tenido un ictus se sienten cansadas y pueden tardar en llegar a tener un nivel normal de energía.

– “Me molestan los ruidos” Es normal que a los afectados les molesten los lugares muy ruidosos, con música demasiado estridente o personas que hablen demasiado fuerte.

Todos estos trastornos emocionales pueden causar inseguridad y sensación de miedo, tanto en el paciente como en sus familiares, por ello cuando se perciban se debe consultar a los profesionales sanitarios y sociales; estos pueden ayudar tanto a la familia como al paciente a través de pautas de actuación y minimizar así los problemas emocionales que puedan surgir en esta nueva situación. No debemos olvidar que “nuestras emociones pueden ser nuestra mayor fortaleza o nuestra peor debilidad; todo depende de cómo las manejemos”

Mercedes Castillo Chinchilla
Neuropsicóloga de ACTIVA Centros de Día y Rehabilitación
San Sebastián de los Reyes – Alcobendas

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